La claridad en sus metas, el esfuerzo permanente y las convicciones de que los sueños se cumplen, forman parte de las claves del éxito que ha tenido Lisbeth Láinez, la nicaragüense que a la edad de 17 años decidió emigrar de su natal Somotillo, departamento de Chinandega en busca de sus sueños.
Pastelería Lainez ya es un referente de la buena degustación y elaboración creativa de los pasteles o tartas y servicio de cafetería en Zaragoza, municipio de España, capital de la provincia homónima y de la comunidad autónoma de Aragón.
Lisbeth Láinez nos cuenta que siempre tuvo esa chispita de buscar su autorrealización y teniendo buenos referentes en su papá y su mamá que también han desarrollado habilidades en el comercio y la administración decidió emigrar hasta la madre patria y fue recibida en la vivienda de una tía, donde su jornada de trabajo y preparación inició a partir de su llegada en el 2008.
Para viajar a España ya sea por motivos de estudios, residencia o petición de refugio, los migrantes tienen que buscar la asesoría adecuada porque los procesos duran entre uno a tres años para regularizar la estadía.
Lisbeth explicó que siempre le ha gustado socializar, por lo que estaba segura de su vocación por las relaciones públicas, la atención a las personas.
“Desde un inicio trabajé en bares” expresó Lisbeth, quien también logró laborar en museos donde hacía exposiciones de obras de arte, arquitectura, también de ropa porque “estuve en un centro comercial, en gerencia llevando el marketing. Hacíamos desfiles de modas, hacíamos pasarelas según la marca que sacaba una fábrica.
En España existe la oportunidad de trabajar en fábricas y en residencias cuidando adultos mayores o niños, pero ante su deseo de poder socializar más con las personas, Lisbeth decidió formarse en lo que le gustaba.
A la par de su trabajo logró realizar diferentes estudios y obtuvo títulos como Azafata de congresos y Relaciones públicas, Cummity management, Marketing y ventas, Recursos humanos, Gestión de personal y Facturación electrónica.
“Desde que entras por esa puerta tienes que trabajar. Aquí una semana de vida es mucha carga para la persona que te recibe. La luz, el agua la habitación, el piso, la comida” expresó la emprendedora nicaragüense quien agregó que “cuando sales del país tienen que hacer un esfuerzo doble para poder evolucionar”.
En el 2014, Lisbeth Láinez inició su formación en el colegio de Zaragoza en temas de impuestos y como hacer un negocio y suplir sus gastos. Así es que surgió el proyecto de Pastelería Láinez.
“Es una pastelería cafetería con degustación, con tartas artesanales, con pedidos. Le damos opciones al cliente…de acuerdo a las configuraciones que le proponemos con la moda americana personalizada, caracterizamos personajes o imprimimos en papel de azúcar… y dependiendo de las expectativas mandamos a hacer los materiales. Cada día es constante la evolución” explicó Lisbeth.
Ahora con 32 años de edad, la propietaria de Pastelería Láinez considera que la idea es mantenerse y pensar que siempre hay metas por cumplir teniendo en cuenta el crecimiento del negocio que compite con las mejores pastelerías españolas y su autorrealización.
Una gran cantidad de nicaragüenses han tenido el ingenio para desarrollarse en distintas actividades, muchas de ellas emprendedoras que están dejando buenos frutos y aportes en la economía del país donde se desarrollan, además de que pueden ayudar a sus familias en Nicaragua.
Tal es caso de la emprendedora Chontaleña, Rosa Gaitán de 32 años licenciada en Administración de Empresas, creadora de su propia marca de ropa nicaragüense, La Maje que vende en España.
Gaitán relató que las condiciones en España han sido difíciles como para todo inmigrante, porque tuvo que empezar de cero, sin familia, pero con la plena confianza en Dios.
La Maje es una línea de camisetas y gorras con la marca y sello nicaragüense que vende en línea y “empezó con la idea, de generar más ingresos, y dar a cada Nica en España algo representativo con cada uno de ellos, como todo Nica siempre buscamos como salir adelante y más yo, tengo mi hijo el cual depende solo de mi” expresó Gaitán.
En un país tan lejano como España Rosa Gaitán experimentó también la soledad, la nostalgia de la familia, lo cual expresó es muy duro, pero actualmente dijo sentirse estable, y “seguimos con la fe puesta en Dios que las cosas avancen más”.