A petición de la sobreviviente en este reportaje le llamaremos Martha, ella relató que tuvo su primer hijo cuando era una adolescente. Es como si el mundo se le vino encima porque llegó a pensar que nadie se interesaría en una mujer con hijo, y fue bajo esas circunstancias de vulnerabilidad que conoció a un hombre mayor.
“Una persona que quiso aprovecharse jugando al salvador porque llegué a una relación casi forzada por mi madre (…) siempre hubo señales de que era una persona violenta. Extremista. Él consideraba que el estudio no era para las mujeres, no podía trabajar, no podía hacer ejercicios, no podía caminar. Al principio yo creí que era una forma de cuidarme porque uno confunde” expresó Martha.
Cuando nació su segundo hijo, y primero con este señor, éste comenzó a tratar muy mal a su primer hijo. Las palabras, las ofensas subieron de tono hasta niveles vulgares.
“Me decía que tenía que ser agradecida con él, cosa que llegue a creer. La violencia pasó a violencia física: Empujones, jalones de pelo, fueron muchísimas situaciones que me lastimó muchísimo”, expresó Martha quien agregó que lo peor fue cuando le puso un cuchillo en el cuello para matarla frente a sus hijos.
Huir para encerrarse bajo llave en una habitación, fue la primera acción que le llevó a buscar la forma de escapar definitivamente de ese tipo de vida, a pesar de los chantajes, las amenazas, la dependencia económica y hasta la presión de su propia madre para que se mantuviera con ese hombre, decidió buscar redes de apoyo y hacer la debida denuncia.
Las restricciones con orden de alejamiento y el inicio de un proceso de terapia fue el primer paso que llevó a Martha a iniciar una nueva vida y tratar de sanar sus heridas emocionales. Luego buscó como prepararse profesionalmente para mejorar las condiciones de vida de sus tres hijos.
“Se lucha por muchos años por la autoestima, la inseguridad, con el miedo, incluso con la misma proyección de la violencia que uno tiene hacia los demás principalmente hacia los hijos. A mí me tomó muchos años recuperarme y es algo que se tiene que trabajar la vida entera”, concluyó Martha quien agregó le ha ayudado estar todo el tiempo pensando en estrategias de superación y ayudando a salvar a otras mujeres.
Existen otros casos donde las mujeres no han corrido con igual suerte que Martha, como ocurrió esta madrugada del 31 de octubre de 2022, donde Anielka Goff López, de 30 años sufrió femicidio frustrados de manos de su expareja Tayron Martínez Estrada, de 35 años.
Ese día el agresor llegó hasta la casa donde la víctima habita junto a su familia en la comunidad de Orinoco, municipio de Laguna de Perlas, Caribe Sur y la cargó a machetazos. Ella sobrevivió al femicidio frustrado, tras 10 días de permanecer hospitalizada a causa de la gravedad de las lesiones.
Goff López se había separado de Martínez dos meses antes, debido al maltrato físico y psicológico al que era sometida ella y sus dos pequeños hijos.
Al regresar a la comunidad, conoció que el autor del femicidio frustrado está libre a la vista y paciencia de la Policía de Orinoco, por lo que teme por su vida y la de su familia y demanda la detención de su agresor.
En lo que va del año, el Observatorio de Católicas por el Derecho a Decidir ha registrado 48 crímenes de odio en contra de mujeres y niñas en Nicaragua y 9 en el extranjero, mientras el 2021, el mismo Observatorio contabilizó 71 femicidios. No obstante, los datos oficiales registraron en 2021 una disminución de los femicidios en relación con el 2020 que contabilizan 22, según el Anuario Estadístico 2021 de la Policía.
Y uno de los femicidios registrados por el Observatorio de Católicas perpetrados a inicios de este 2022 que está por finalizar fue el de la joven abogada y madre de 3 niños, Martha Alicia Robinson Aragón que conmovió a la población de Bluefields, crimen que fue cometido por su excónyuge, el expolicía Bernardo Melecio Ruiz Chow.
El 31 de mayo del presente año, Ruíz Chow fue encontrado culpable por el delito de femicidio y la juez Ashley Archibold Rigby, le dictó cadena perpetua debido a la gravedad del crimen y la existencia de un acto misógino, con odio y saña, que fue demostrado durante el proceso.
Las pruebas presentadas durante el juicio demostraron que Bernardo Chow, privó de la vida a la víctima de forma atroz pues la atacó a golpes y finalmente la asfixió.
Otro hecho que causó impacto en el país fue el femicidio perpetrado contra Elízabeth Montano, de 43 años, en agosto pasado en Chinandega. El pasado 10 de noviembre el Juzgado Segundo de Juicio de Chinandega declaró culpable al femicida Óscar Leonardo Hernández.
Para una la integrante del Grupo Venancia, esta es una cifra altísima y lo más preocupante es de que “hay niñas asesinadas, la crueldad con que se ejerce la violencia y la saña nos dice que es necesario la realización de acciones urgentes para la prevención, pero también para la sanción, que no haya impunidad en los casos de violencia contra las mujeres y que no se sigan sacando libres a los agresores”.
Es por ello, dijo, como redes “vamos a seguir diciendo de que necesitamos un acceso real a la justicia que se cumplan las leyes y que se haga un trabajo de prevención”.
Aunque el femicidio es la expresión más grave de la violencia de género, también existen otros tipos de violencia que también dejan secuelas entra las víctimas y a las que a diario están expuestas las mujeres, recordó la sicóloga Ruth Quiroz, quien mencionó que entre los tipos de violencia están: Emocional, sicológica, sexual, así como la violencia económica o patrimonial.
Y cuando una mujer es sometida a cualquiera de esos tipos de violencia tiene efecto en su salud mental, y que puede traducirse en sentimientos de tristeza, inferioridad, mucho estrés, irritabilidad, que muchas veces es traslada a los hijos, además frustración, autoestima baja, pérdida del amor propio, del cuidado personal puede causar incluso estados depresivos, muchísima ansiedad, alteración, pensamientos irracionales que las puede llevar a desvalorizarse a sí mismas. Incluso dice la sicóloga que en muchos de los casos las víctimas podrían presentar conductas autodestructivas como consumo de alcohol u otras sustancias para poder sobrellevar el dolor que les provoca esta situación.
Quiroz indicó, que para la mujer que está en el ciclo de la violencia es difícil percibirla, pero quienes están a su alrededor pueden identificar lo que está sucediendo, pues se manifiesta primero con críticas, comentarios destructivos, con gritos y con humillaciones.
Según la experta, el victimario empieza con mucho control con celos, es una persona que te aisla además de tus vínculos con tu familia y con tus amigos no te permite estudiar trabajar. También se puede identificar con golpes jalones de cabello Ya trata a la mujer como si fuese de su pertenencia. Para la mujer que está en el ciclo de la violencia es difícil percibirla ahí entra la responsabilidad social, pues es más fácil para los que están afuera identificar lo que está sucediendo.
El victimario hace pensar a la víctima que es inferior que no es capaz de salir adelante por sus medios generando dependencia económica, más cuando tiene hijos, es importante empoderar a esa mujer, crear una red de apoyo para ella para que pueda denunciar el hecho pues muchas veces el silencio puede llevar a situaciones terribles.
La integrante del Grupo Venancia coincide con Quiroz, en cuanto a la importancia de que las víctimas puedan romper el silencio y el aislamiento, para eso aconseja que cada mujer debe buscar dentro de sí, que es lo que le ha ayudado a superar otras crisis.
Por ejemplo, mencionó que cuando han brindado acompañamiento a víctimas de violencia “le preguntamos, a ver ¿qué te ha ayudado a sobrevivir en otras crisis?” Al tiempo que las motivan en cuanto les hacen ver que “estás viva, mientras estés viva vos tenés la fuerza para salir adelante”.
Y señala que muchas veces las mujeres destacan cuáles son sus fortalezas como “he sido una mujer que no se deja, que se mantiene a si misma, que es capaz de trabajar en lo que sea para darle de comer a sus hijos (…) eso se utiliza para animarlas y respaldar todo lo que ellas pueden hacer para salir de la violencia”.
Según ONU Mujeres, la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo la violación de los derechos humanos más generalizada en el mundo y se agravó como consecuencia de la pandemia de COVID-19, está aumentando aún más debido a las crisis interrelacionadas del cambio climático, el conflicto mundial y la inestabilidad económica.
Se estima que más de una de cada tres mujeres sufren violencia de género durante su vida y menos del 40 % de las mujeres que sufren violencia buscan algún tipo de ayuda.
Uno de los tipos de violencia contra la mujer y cuyas denuncias es registradas de forma oficial en Nicaragua es la violación y según el Anuario Estadístico 2021 de la Policía, que representa el dato más actualizado, ese tipo de delito, se mantuvo entre 2020 y 2021 con tan solo un caso menos de diferencia entre un año a otro. En 2021 los casos de violación sumaron 1169 casos, uno menos que los contabilizados en 2020. Y de acuerdo con esos datos oficiales la violación contra menores de 14 años pasó de 487 hechos en 2020 a 578 delitos en 2021.
Este 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las Naciones Unidas promueve la campaña de 16 días que concluye el 10 de diciembre, que es el Día Internacional de los Derechos Humanos Este año, bajo el lema “¡ÚNETE! Activismo para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas”.