Son las seis de la mañana en Managua y Luis Arvizú ya tiene abiertos sus puestos de venta de carne en la Carretera Nueva a León, en la capital. Con una sonrisa, el comunicador comenta que nunca imaginó emprender en ese tipo de negocios, pero que la pandemia de la Covid-19 no le dejó otra opción.
Sin embargo, la vida de emprendedor de Arvizú no comenzó como distribuidor de alimentos, sino como productor de eventos. Aunque actualmente se dedica también al montaje de actividades, le dedica buen tiempo de sus horas de trabajo a su distribuidora.
Arvizú inició sus emprendimientos aún laborando para la extinta Radio Universidad, propiedad de la Universidad Centroamericana (UCA). En 2012 inició con una revista a la que llamó “Zona Escolar” y que en poco tiempo, debido a su giro estudiantil, lo empujó a realizar giras escolares.
“Al poco tiempo, me empiezo a dar cuenta que el negocio estaba en las giras de colegio. Cuando miramos, estábamos haciendo giras colegiales bien hechas y las marcas me llamaban para hacer las actividades”, cuenta Arvizú.
“Nos hemos ido adaptando a las necesidades de los clientes y en 2015 hicimos más giras comerciales. Zona Escolar es pionera en giras colegiales porque les metimos producción a los eventos”, añadió.
A este emprendimiento, poco a poco se sumaron otros, como “El Cine Ambulante” y “Total BTL”. Este último absorbió a los anteriores.
Sin embargo, ese camino de emprendimiento no siempre fue “color de rosas” para el comunicador. El primer golpe para sus proyectos fue en 2018, con el estallido de las protestas sociales en Nicaragua.
“El 2018 representó la ruptura de muchas amistades y las pérdidas de muchos contratos. Pasé cuatro meses sin eventos, todo lo que duró la parte más crítica de ese año. Había una necesidad muy fuerte de reactivarse y en julio fue un despegue de eventos”, comenta.
El segundo golpe llegó dos años después, con la pandemia de la Covid-19, que representó una disminución drástica del flujo de trabajo, llevando casi nueve meses sin facturar.
“Con la pandemia nos veníamos recuperando de lo del 2018 y me tocó vender equipos. Con un cheque que nos debían, junto a mi esposa, decidimos emprender en un negocio que no tuviera nada que ver con los eventos, poniendo una venta de carne y mariscos”, dijo.
Arvizú cuenta actualmente con tres sucursales de distribución y con eventos cada fin de semana en dos centros comerciales de la capital nicaragüense.
“Ahora el negocio de la carne me presta dinero cuando los eventos están mal. No estamos haciendo mucho dinero, pero tenemos un respaldo económico. Puse la carnicería, no por cabeza loca, sino que porque me di cuenta que los eventos son un poco inestables”, señaló.
La Pandemia de la Covid-19 produjo una reducción en las ofertas laborales en Nicaragua, según demuestran cifras del Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (INIDE)
En 2020, año en que la pandemia llegó a Nicaragua, la Tasa Global de Ocupación en el país centroamericano, se ubicaba en 70.9%, alcanzando el 82% en febrero.
Sin embargo, el primer caso de Covid-19 fue reportado oficialmente por el Ministerio de Salud, el 18 de marzo de 2020. A partir de ese mes, la Tasa Global de Ocupación registró una caída a 61%.
Pese a esto, la Tasa de Desempleo Abierto se ubicó en 4.2% en marzo de 2020, alcanzando a 5.7% en mayo, el pico más alto en ese mismo año.
Según cifras del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), entre diciembre de 2019 y el mismo mes en 2020, Nicaragua perdió al menos 3,816 empleos formales, pasando de 727,025 afiliados a 723,206 en el mismo período.
Sin embargo, esto solo da cuentas del empleo formal, pero no del subempleo y el desempleo informal.
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