Mujeres “empoderadas” se reinventan y emprenden
Con COVID-19 surgen negocios informales en la capital con ventas en línea o entregas a domicilio
Ante la ausencia de programas estatales para enfrentar el impacto económico de la COVID-19 emergieron negocios informales en la capital como las actividades de ventas en línea o entregas a domicilio.
En muchos de los casos fueron las mujeres las creadoras de estas iniciativas y como estrategia de ventas convirtieron sus perfiles en las redes sociales en un medio de publicidad, o usaron Marketplace para ofertar sus productos o servicios y otras pese al temor del contagio se arriesgaron a entregar el producto a las puertas del domicilio.
El presidente del Banco Central, en su intervención en un foro económico sobre el impacto de COVID-19, efectuado el 16 de marzo de 2022 confirmó, que las nuevas formas de trabajo, como el remoto, ha sido el resultado de las alternativas empleadas como efecto de la pandemia.
Y fue así como, recuerda la socióloga Munguía, también surgieron los grupos de envío “Yo te lo llevo. De puerta a puerta”, para la entrega de productos a las personas que permanecían en cuarentena y fue una forma de obtener ingresos.
Yahoska Ramírez, de 24 años, nunca había incursionado a la vida laboral, pero la agobiante situación económica del hogar y la urgencia de mantener al día el pago de sus estudios, la llevó a poner en práctica los conocimientos de belleza que había adquirido como “un hobbie”.
La joven que prepara su tesis para obtener el título en Relaciones Internacionales, asegura que tras la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19, no le fue posible conseguir un empleo relacionado con la profesión que estudió.
A raíz de la pandemia las redes sociales han cobrado una nueva utilidad, quien tiene un producto lo pone en venta y quien busca empleo ofrece sus servicios por esa vía.
Fue así que Ramírez decidió experimentar ofreciendo sus servicios en un campo de la belleza y desde las redes sociales publicitó la colocación de uñas acrílicas, así como hacer la manicure y pedicure a domicilio. Y le dio vida a “Nails Yaho” desde las redes sociales.
“Primero fue un hobbie, después viendo que no había trabajo, a raíz de la pandemia, no había trabajo aquí en el país, busqué como buscar clientes y atender a esas personas. Busqué a través de mi perfil, también me metí en Marketplace (…) publicaba mis trabajos, a las personas les gustaba me contactaban por WhatsApp, por el mismo Messenger, yo iba a sus casas”, explica Ramírez.
Para Ramírez, el buen uso de las redes sociales le ha permitido contactar a su posible clientela, por lo que aconsejó a otras jóvenes que las aprovechen, que usen Facebook, Instagram y, Twitter.
“Por ejemplo un reel en Instagram, lo hago lo subo y la gente empieza a preguntar que cuesta esos diseños. Tik tok es buena plataforma, llega a bastantes personas, ahí uno puede dejar su número de teléfono y ahí uno interactúa”, aconseja la joven creadora de “Nails Yaho”.
Adelayde Rivas, brinda asesoría a emprendimientos desde el programa Mujer Digital que impulsa la empresa Set net Comunicaciones, y asegura que ante el “declive” en la economía, sobre todo en el área de comercio por el temor al contagio, muchas personas, entre las que destacan las mujeres cuyos negocios entraron en crisis, empezaron a usar las redes sociales que anteriormente solo utilizaban para el ocio, para innovar y formular estrategias de venta.
Rivas, que también integra la iniciativa Creciendo Juntas, destacó la importancia del uso de las herramientas digitales para este tipo de actividad, pues anteriormente había resistencia al cambio. Y ahora las mujeres no solo promocionan un servicio sino que realizan ventas a través de las mismas.
El auge de las pequeñas iniciativas y el uso de las redes sociales, como alternativas de empleo, a criterio de Rivas, fue por la situación económica agravada con la pandemia llevó a las empresas a cesantearlas y estas con sus liquidaciones en mano decidieron poner en práctica sus talentos. O en otros casos sus negocios decayeron y debieron cerrarlos por lo que se vieron en la necesidad de reinventarse: “Ofrecer otro servicio u otro producto”.
Aunque no existen datos oficiales sobre el crecimiento de este tipo de iniciativas de empleo en Managua o en todo Nicaragua, según Rivas, el sector de belleza ha experimentado un crecimiento, pues muchas mujeres han abierto su propio salón y ofrecen su servicio a domicilio, así como las ventas de bisutería, artículos de belleza y de limpieza.
También han prosperado los servicios de “coach” en temas de redes sociales, en temas de cómo emprender, contabilidad y finanzas, ya que mujeres que antes estaban trabajando y tenían un oficio, ahora son consultoras independientes y ofrecen sus servicios para orientar que también ha habido un crecimiento de especialistas.
Para comenzar su trabajo, Ramírez invirtió 30 dólares en la compra de los materiales que necesitaba los que “se han multiplicado”. Esto no solo tiene importancia en términos monetarios, sino porque le permitió enseñar el oficio a una hermana suya, que también de esa manera obtiene los recursos para el pago de los estudios en la universidad.
Y en su caso ha podido hacerse un salario que le permita ayudar las necesidades en su hogar, donde anteriormente solo contaban con el ingreso de uno de sus miembros, costear el pago de su tesis y ahorrar para el pago de su título una vez que se gradúe.
Y aunque Ramírez asegura, que en su casa ella cuenta con “un rinconcito” donde puede atender a sus clientas, la mayoría opta por el servicio a domicilio, lo que disminuye sus probabilidades de atención de más de tres personas debido al tiempo que invierte en el diseño y decoración de las uñas. Pero es parte del servicio que ella ofrece.
Melara recordó, que en momentos picos de la pandemia a través de las redes sociales puso a la venta unos artículos de higiene que les quedaba de su antiguo negocio y los vendió. Madre e hija, fueron a entregarlas fuera de Managua.
Ese día con dos pesadas cajas ambas abordaron vehículos de transporte colectivo para hacer la entrega y aunque utilizaron todas las medidas de prevención necesarias realizaron la entrega “con todo el temor del mundo”; eso no les quitó la emoción de realizar la venta.
Igualmente, las herramientas digitales y las redes sociales, le han permitido a Melara mantener una interrelación con otras mujeres. Hace un año decidió empoderarlas a través de Nica Emprendedoras desde una página en Facebook.
Nica Emprendedoras surgió luego que sus amigas se acercaban a ella preguntando “¿Cómo hago?” Y su respuesta ha sido: “Si son buenas en algo monetícenlo, dense a conocer”. Ella es de la creencia que una persona debe estar consciente de que “podés hacer esto y un poquito más”. Entre sus proyectos pendientes están la publicación de una pequeña revista que distribuirán a través de correo electrónico, pues “quisiéramos que cada emprendimiento liderado por una mujer tenga visibilidad”.
Ramírez, también aspira a crecer y esto implica contar con un local en un sitio céntrico de Managua, donde ella y su hermana puedan prestar sus servicios, poder impartir clases en materia relacionadas con la belleza, incluidos en otros departamentos del país.
“En dos años me veo ya con mi título en mano y con mi salón”, dice confiada Ramírez, quien apunta que aunque le apasiona la profesión que está por concluir también la labor que realiza que está segura de continuar y con el que busca “ser una motivación” para otras jóvenes mujeres.
“Si ellas quieren salir adelante que se tiren a eso que les apasionan, si ellas son buenas a tejer que lo hagan, si ellas son buenas a vender ropa que lo hagan, si ellas son buenas a cocinar, a hacer repostería que lo hagan”, comenta la joven.
Ramírez es de la creencia de que “todas las mujeres podemos”, y la fuerza radica en “creer en vos misma, creer que vos podés hacerlo, que no te de miedo ser responsable. Siempre todos los días poder levantarse con una buena actitud, de saber que lo estás logrando, que estás trabajando para eso”.
Uno de los problemas que observa Rivas con las nuevas oportunidades que han surgido está relacionado con el tema del subsidio económico, lo que se conoce como “el fondo semilla”, así como que sus productos sean competitivos. Igualmente que muchas “siguen aventurándose a hacer emprendedurismo con prueba error”.
“Es decir yo voy a probar a ver cómo me va. Voy a abrir una panadería a ver cómo me va. Pero no saben de finanzas, no saben de marketing, no saben de tecnología, es ahí donde estamos perdiendo un capital valioso de estas emprendedoras”, sostiene Rivas. Tras recomendar a otras mujeres ansiosas por echar andar sus ideas que antes de crear una iniciativa deben documentarse sobre el tema y al menos contar con un 50 % de la inversión para no incurrir en deudas.
Las mujeres incursionan con mayor frecuencia en las áreas de alimentos y bebidas, pues han creado pequeños restaurantes, pequeñas panaderías, con servicios a la puerta, para lo cual usan el servicio de delivery, que también ha crecido y que es pagado por el cliente, afirma Rivas.
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